La expansión avasalladora, podría decirse colonizadora, del idioma inglés norteamericano -merced a su dominación económica en casi todo el mundo- ha obligado a numerosos idiomas, introducir en su vocabulario, palabras y términos de ese idioma bajo el nombre resignado de "anglicismos", que ciertos autores le llamarían «préstamos» del inglés. Algunos ejemplos en el caso del francés: OK, week-end, taxi, hotel, foot-ball, surfing, voley, telex, stop...; sin que sus linguistas hayan desplegado el esfuerzo consciente y perseverante necesarios para encontar las buenas equivalencias o traducciones. Capitulando así ante el inglés.
Por otro lado, el estudio y el desarrollo de la informática, inteligencia artificial, los sistemas expertos y los numerosos lenguajes informáticos están influenciando de manera notable en los lenguajes humanos en varios aspectos :
con el incremento de palabras o códigos, sobre todo de palabras en inglés -norteamericano principalmente, como lo dijimos- los cuales son directamente agregados a los vocabularios cotidianos de esos idiomas: compilación, logiciel, bit, periférico, fortran, formatear, código ascii, etc.
con la exigencia a cada idioma de presentarse más lógico en sus estructuras gramaticales, sintácticas y ortográficas.
exigiendo y obligando a usar métodos más lógicos y sencillos en su enseñanza para un aprendizaje más eficaz, sirviéndose entre otras cosas de los programas y soportes “multimedia“.
El freno opuesto a este aspecto de modernización y desarrollo del idioma castellano, por ejemplo, en el caso sudamericano, es el organismo burocrático que existe bajo el nombre arcaico y paternalista de "Real Academia de la Lengua Española". Ente semi-colonial, que busca frenar la necesaria evolución del idioma en los tres aspectos señalados (gramática, sintaxis, ortografia), y que no logra o no desea, desde hace buen tiempo, mantenerse al nivel de la historia contemporánea y favorece, sin quererlo, una mayor implantación de anglicismos, en franca oposición a su objetivo inicial de preservación de la pureza y de la autonomía de la lengua española.
En el quechua la gramática y la sintaxis ya están dadas y se conservan de manera regional, con variaciones lógicas de una región a otra.
Sin embargo, en cuanto a la ortografia, el problema aún no está resuelto definitivamente. La práctica social misma se encargará de decantar las numerosas proposiciones sobre la escritura quechua. Al no existir escritura o grafías propias de la época inka, es perentoria la necesidad de que esa escritura insurja sirviéndose de los elementos positivos gráficos del idioma que lo subyugó, el español; y haciendo máximo uso de una correlación lógica entre la pronunciación de las palabras, las grafías, códigos o vocablos, la fonética y su escritura, evitando las complicaciones y dificultades artificiales.
Los especialistas no están unánimemente de acuerdo sobre una manera de escribir el quechua.
La mayoría de ellos están de acuerdo en la utilización del alfabeto español (el mismo que tiene su origen en el latin). Ciertos autores preconizan, sin embargo, el uso del alfabeto «internacional» basado en símbolos complicados para escribir el quechua.
Para facilitar la enseñanza y el aprendizaje masivo del quechua, me parece una cosa evidente adoptar el modo de escritura más sencillo y más cercano a lo fonético, a fin de facilitar su lectura y buena pronunciación. Esto es posible lograrlo si se busca la mejor correspondencia entre la pronunciación y su escritura, evitando introducir dificultades artificiales provenientes del uso de símbolos especiales o letras que no se pronuncian, o sílabas que no se pronuncian como se escriben.