Autor: Maximiliano Duran

El idioma y la música como parte de la personalidad cultural


El peruano residente en el extranjero, proveniente de una de las clases populares, una vez que ha resuelto su problema primordial de sobre vivencia, recién puede darse tiempo y encontrar tranquilidad de espíritu para pensar en problemas menos urgentes como la cultura. Es entonces que, a fuerza de vivir comparando las similitudes y diferencias entre las dos sociedades y sus culturas, muchos "descubren” que también en el Perú existe una cultura propia y original. Incluyendo un idioma (el quechua) y una música (el wayno) propios, entre otros aspectos importantes de la cultura quechua.

Es entonces que, en su vida cotidiana, va a defender y argumentar en favor de la cultura "andina” o "quechua”. Es allí donde encuentra una cierta protección y un escudo cultural, necesarios para el aspecto espiritual de su vida social. Así, muchos, asumen una posición en favor de lo indígena, de lo indio y, en muchos casos, adoptan como suyo, lo indígena, lo andino, es el encuentro de sus raices.

La música, siendo un lenguaje universal, es relativamente más fácil de asimilarla. Aunque no siempre se la aprende con fidelidad. Los aires tradicionales andinos, interpretados con la quena, la zampoña, la guitarra o cantados sufren una cierta deformación, lo que justifican dando como argumento que "es su estilo" o, los más audaces, llegan a decir incluso, que "están innovando la música andina" o que "están desarrollando" esta música.

En cuanto al lenguaje hablado, en el quechua, las dificultades son mayores. Cuando un peruano entabla contacto con un extranjero, entre las primeras preguntas que recibe es: ¿hablas el idioma de los inkas, el quechua? Pues a ese extranjero, le parece natural y lógico que un peruano hable el quechua, en primer lugar y luego otros idiomas (en Europa, el español está considerado el idioma de los españoles y no de los aborígenes del Perú). Así, para muchos peruanos, el tener que responder con "no" a esta interrogante, les genera cierta incomodidad, angustia personal y hasta cólera, al saber que ese idioma está injustamente relegado y discriminado en el Perú y que por eso no ha tenido el derecho de haberlo aprendido o estudiado en la escuela, donde la enseñanza del Quechua no es obligatorio, ¡en cambio si lo es el Inglés!

Otra frustración, aunque de menor grado, la viven cuando tienen que responder igualmente con un "no" a la pregunta de si conoce la música andina "el wayno”; ya que para un conocedor europeo, es igualmente claro que el rock es norteamericano o inglés, la cumbia es colombiana, la salsa es puertorriqueña, la samba es brasileña y el wayno es andino, peruano, boliviano, o ecuatoriano.

Por estas razones, ante la demanda de un cierto número de personas, tomé la iniciativa, en 1991, de escribir estas notas para dar lecciones de quechua. Tratando de utilizar la música o el wayno para desarrollar las lecciones. Tratando de aplicar el método que llamo aprender el quechua cantando.

En primer lugar, pasé un tiempo buscando un texto que pudiera utilizarse como base para esa enseñanza en Francia; lo que me resultó infructuoso. Los textos existentes en el Perú que pude conseguir tienen, entre otras desventajas, la falta de rigor en su gramática y sobre todo en la escritura, así como en el método de enseñanza. Falta de rigor en la correspondencia entre los fonemas (1o que se pronuncia) y las grafías (1o que se escribe).

Teniendo en consideración estas dificultades, sirviéndome de mi experiencia en el conocimiento de lenguas extranjeras y de la lógica utilizada por diversos lenguajes informáticos, me di la tarea de escribir un manual de conversación en quechua, mi lengua materna.

La presente edición está basada en las notas del curso de 1991, esperando poder aportar positivamente a las diversas interrogantes expuestas. Algunos textos aquí propuestos abordan el idioma utilizando el vocabulario empleado en las canciones tradicionales andinas o waynos en quechua.

La versión original, destinada a un público francófono o sud-americano viviendo en Francia, fue redactada con explicaciones en francés, mientras que la presente edición destinada al público castellano-hablante, está explicada en castellano.